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 escribi-MOS

A literatura creada por nós

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BOAS FESTAS

A nosa felicitación creativa

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Este mes adicamos o noso tempo a facer esta árbore cargada dos nosos mellores desexos. Que as palabras nos acompañen... BO NADAL E PRÓSPERO ANINOVO

Inicio: Quiénes somos

Os nosos textos

Relato de terror (Isaías, 1 BACH)

“Y levantando la vista, dijo: Veo a los hombres, pero los veo como árboles que caminan”

Ya no puedo dormir, solo escucho el caminar azaroso de sus incontables pies y las agonías de las almas que en mi maldición soy capaz de oír. Vinieron días terribles para nuestra especie, fue una mala idea querer estar siempre cerca de mi hermano, aunque le hubiera pasado igual esta catástrofe a toda la humanidad. No sabría decir si soy el último porque me estoy quedando ciego. Es el colmo de los árboles, que no tienen ojos, pero aún así, lo siento en el calor de la tierra, en su sabor. Sabe a hierro. Mis raíces se deleitan con la dulce sangre. Pero esto es un aviso de los terribles secretos que esconde la tierra, para las siguientes civilizaciones que pueblen el planeta. Espero terminar esta carta antes de que mis carnes se vuelvan totalmente madera.

Cuando los árboles no caminaban, mi hermano salía a cazar todo tipo de bichería. En especial le gustaban las mariposas y los pájaros, siendo estos los que más le costaba pillar. Pero un día cuando se vestía la noche, con el despertar del murciélago, sintió el pisar furtivo de unos pies. No había nadie cuando giraba la cabeza y el sonido de los pasos se disolvía entre el gorgoteo de los riachuelos. No era un depredador esos nunca dejarían escuchar sus pisadas, pero el caso de que lo estuviera siguiendo y se escondiera cada vez que miraba hacia el sonido le aceleraba el corazón. Sonaban muchas patas, con torpeza cuando se movía. Sin embargo, se escondía muy bien, tanto que mi hermano, harto, dedujo que en una carrera lo dejaría atrás. Así lo hizo, pero para su sorpresa, aún le seguía. Aprovechando que uno no puede perseguir y esconderse a la vez, giró la cabeza para mirar qué era. Se detuvo en seco cuando vio que era una muchacha. Se enamoró de esa extraña chica que vivía en el bosque, y yo era el confidente perfecto de todas sus peripecias, así que me contaba todo acerca de la chica con la que quedaba en el bosque colindante al jardín de un viejo pazo familiar en ruinas. Mis padres nunca supieron de la relación. Era yo el único conocedor del secreto de mi hermano.

Nunca volvió de aquel paseo ensuciado por charcos, y de la muchacha con la que compartía zancadas nunca más supe. Encontraron el cuerpo de mi desgraciado hermano aplastado por un árbol negro, quizás más que la capa de la muerte, lo que me hacía sospechar lo peor. Ahora que lo pienso muchas veces fui avisado por esa parte del cerebro abierta a todo lo paranormal. Si ese rasgo aún perdura en el humano será porque hay un peligro que no somos capaces de captar y esta es nuestra única forma de defendernos.

Ante tal desgracia, mis padres quisieron sepultarlo en una finca familiar. Desde ese día yo siempre iba a esa finca para visitar a mi hermano, aunque mis padres no me lo permitían, por eso aprovechaba las horas más oscuras para llevar a cabo mis visitas nocturnas. Hasta aquel accidente ocurrido con una sombra, una mujer sostenida por la luz de la luna, que visitaba igual que yo la solitaria sepultura de mi hermano. Las carnes de los árboles crujían y rechinaban porque temían igual que yo la naturaleza de aquel ser. La tierra me tragó los pies y se levantó dejando ver su cadavérico rostro, dejándome sin vida por un segundo. Su pelo se volvió muy blanco en un suspiro, y se me acercaba lo que parecía un cadáver viviente, a tan solo un metro de distancia.

No pude contener más el miedo que sentía. La tierra no daba tregua. Me tenía tan preso que perdía el equilibrio si gritaba mucho, y me desafió con unos ojos verdes, como hace un depredador con su presa. Pero desapareció en la lejanía de la oscuridad al ver la cara de sorpresa que había puesto. Ella sin duda también me había reconocido. Era la amada de mi hermano, pero muy vieja. A pesar del incidente hice lo de costumbre: me senté encima de la tumba y me di cuenta de que había un hoyo de diámetro pequeño, pero de profundidad desconocida. Seguramente lo habría hecho la cosa de antes.

Qué suculenta es la vida del que lo arriesga todo, del que camina por sendas de peligro y sale ileso. Así me sentí yo después de lo que me pasó. A partir de ahí empezaron a cambiar las cosas. Fue aquí cuando empecé a sentirme observado por esos ojos de un verdor de otra dimensión y a escuchar caminantes de mil patas.

La noche siguiente es la única que recuerdo en toda mi vida, y con la que sueño despierto desde entonces. Estaba el ambiente húmedo con una niebla asfixiante y me había perdido en la finca donde estaba mi hermano. No veía más de dos palmos de mí, cuando reconocí los hoyos que me habían tenido preso la noche anterior. Después de orientarme caminaba hacia la tumba. Empezaba a no gustarme nada aquel sitio. Entonces noté algo detrás de mí. Algo salía de la tierra. Me giré con espanto. Era un topo. La niebla se disipó de golpe, pero era una isla rodeada por mar, un oasis en un desierto, una burbuja rodeada de niebla y la vi, sobre su tumba. Mi mayor pesadilla. Se levantaba el árbol negro que antaño lo había matado. Parecía estar vivo, pero dormido. Respiraba como una bestia, pero aún sentí algo más que me hizo correr horrorizado en sentido contrario. Me pareció ver unos ojos verdes incrustados entre la madera que me observaban, y no esperé a que ella se moviera. Empecé a correr por instinto, pero no llegue lejos. Torcí el tobillo con los agujeros de antes y, con un dolor oculto por la adrenalina, los bendije porque ahora sabía hacia dónde quedaba la salida.

Al día siguiente, intentando abrazar cualquier excusa, pensé que todo había sido un sueño, pero esa teoría no se sostuvo de pie mucho tiempo. Al igual que yo, que no soportaba el dolor del pie. Preferí olvidarlo como se hace con las cosas que no nos gustan y decidí no visitar a mi hermano hasta que me recuperase. Tenía la costumbre de dormirme tarde y coger otra rutina me costaba, por eso aprovechaba para salir al jardín y observar las estrellas.

No me gusta el jardín de mi vecino, por eso no le prestaba especial atención. Pero un sonido me turbó en su jardín. Sonaban desordenadas muchas piernas. Cuando vi su finca, el sonido se detuvo. No había nada fuera de lo común hasta que enfoqué la vista en la oscuridad. Mi vecino estaba colgando de una rama de un árbol tan negro como el carbón. Corrí, pero no cerré la puerta a tiempo. Ese era el comienzo de mi final.

Me atreví a abrir un ojo. Volví a ver a mi hermano, aunque ahora pegado a esa deformidad de ser medio árbol medio humana. Hablaban en su legua. Mi hermano parecía defenderme, pero ella me clavó una astilla en la pierna antes de raptarme. No recuerdo nada más. 

Desperté en un bosque sin árboles. Solo quedaban sus huellas. En el lugar en el que antes habían estado presas a la tierra ahora se veía un hoyo. Ya era tarde para avisar a nadie.

(…)

Me está entrando el sueño. Aún veo esos ojos verdes terroríficos…


se acerca para darme las buenas noches la reina del nuevo mundo.

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Poemas varios (Tania Diéguez Docampo, 1ºC)

CANDO O CEO ESTA GRIS


Cando o ceo esta gris

e as miñas retinas perciben néboa,

onde só se ven as cousas máis próximas,

vagas siluetas e vagas cores

estar  a un paso da nada.


Negro corvo sobrevoa meu ver.

Quen me daría ás e negro plumaxe?

Para ser un corvo,

e surcar os ceos co seu traxe….

Dime ti co teu misterio

Que viron teus ollos de ferro?


Miles de pingas bañan a terra.

Onde houbo e hai árbores,

que o leñador cortou coa súa serra.

Onde habitan moitos esquíos.

Os seus saltos de árbore en árbore,

 trazados en fíos.


E a herba mollada, no campo salvaxe.

onde pacen cabalos sen traxe.

Fuxen a galope, polo monte adiante

e vos co voso instinto de presa

e esa enorme beleza.

Quen me daría o rumbo do voso andar?

para que con vos e comigo poderme atopar.


 DENTRO DE MIN…


Dentro de min

hai unha casiña,

onde habita a miña personalidade.

(Alegría e bondade)


Dentro de min

hai outra casiña,

onde viven os meus pensares:

(Recordos e capacidades)


Dentro de min,

hai moitos lugares

que fan quen son

e recitoo nestes cantares.


BREVE POEMA CONTRA EL  BULLING


Sin coherencia su oración,

pero él tiene la razón.

El resto borregos son,

acaban con su corazón.


El pastor y su rebaño.

Sus insultos un húmedo paño.

Que no hay daño,

un gran engaño.

Y un día es como un año.

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La amistad (Melanie Lemos Vázquez, 3ºA)

Los amigos no son cualquier persona que pase por la calle, ni aquella chica que conociste ayer. 
"Amistad" no es una palabra que se pueda aplicar a cualquier persona. Si a alguien le quieres llamar "amigo" tienes que saber que el poder representar esta palabra no se gana en un sorteo. Las personas entran y salen de tu vida como el aire, pero solo los de verdad se quedan. 
Párate a pensarlo unos segundos, ¿cuánta gente se ha quedado contigo y cuánta se ha ido? El  porcentaje de los que se quedan es mucho más bajo. 
Los amigos de verdad puedes llegar a contarlos con una mano y te sobrarán dedos. No, no es una película. Es la vida y hay que acostumbrarse a ella a pesar de que la gente que más te importaba ahora te decepcione. Hay que seguir adelante porque el camino tiene muchas curvas y, si te quedas mirando hacia atrás, te estrellas.

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